Barro Blanco y la nueva encíclica del papa Francisco
El
Papa critica directamente las grandes violaciones de los gobiernos y
empresas contra los derechos de los pueblos como los ngäbe
José Fitzgerald, CM
ngobemission@gmail.com
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Cuando
la alimentación es escasa, especialmente en julio, por estar entre
cosechas, las familias ngäbe practican el ritual conocido como jurite ,
que junta las palabras ngäbere ‘casa' y ‘compartir'. El jurite es la
práctica de reciprocidad y solidaridad entre familias, que propone el
reparto gratuito de los que tienen en abundancia con los que han tenido
dificultades. La base espiritual de esta práctica de ‘compartir la casa'
es el reconocimiento de que hay un solo dueño de toda la creación,
Dios, o Ngöbö en el lenguaje ngäbere. Todos vivimos en una sola casa, la
casa de Dios, que es la tierra y todo lo que contiene.
A leer
la encíclica del Papa Francisco ‘Alabado Seas: Sobre el Cuidado de la
Casa Común', uno puede imaginar en varias partes del documento que el
Papa escribió la encíclica junto al río, sentado bajo un árbol de mango,
escuchando los oprimidos de la ‘casa común', tomando en serio la gran
sabiduría que los pueblos ofrecen para ayudar el mundo entero a salir de
la crisis actual, una crisis provocada por sobreponer los intereses económicos encima de lo ambiental, cultural y espiritual.
El Papa critica directamente las grandes violaciones de los gobiernos y
empresas contra los derechos de los pueblos como los ngäbe; señala los
pecados contra la integridad de la creación de Dios por la imposición de
proyectos que no consideran los efectos ambientales, culturales y
espirituales como Barro Blanco; y presenta eso en consecuencia como una
ofensa contra Dios en su plan para la renovación de la tierra y el
cielo.
Con criterio equivocado, el ‘desarrollo' no planificado a base de una ‘visión consumista del ser humano' (Alabado Sea 144), los poderes económico y político, íntimamente vinculados, han negado los derechos de los ngäbe y han impuesto por la fuerza un proyecto que las comunidades han rechazado por más que 15 años.
El papa dice que ‘en diversas partes del mundo, (los indígenas) son
objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas
libres para proyectos extractivos… que no prestan atención a la
degradación de la naturaleza y de la cultura'. La imposición de una
represa que corta la vida del Río Sagrado Tabasará niega la migración de
peces, cambia drásticamente el ecosistema que Dios ha establecido en
este rincón de la tierra y no toma en cuenta la importancia social,
cultural y espiritual del río para los ngäbe.
Los
ngäbe bien saben cuál es el orden que Dios ha puesto en esta parte de
la tierra, donde las aguas fuertes viene de la cordillera, caen sobre la
tierra, bajan en las quebradas y son llevadas al mar por los caldosos
ríos. El río para los ngäbe es un lugar sagrado, que, junto con los
petroglifos de los antepasados, constituye la vena de vida por donde se
mueven los seres espirituales que no vemos a plena vista. Con una sola
represa, se mata ese orden para reemplazarlo por un lago artificial, que
no es parte del ecosistema en esta parte del país. El argumento de los
promotores del proyecto, de que la represa está fuera del territorio
comarcal, es inválido desde el criterio de un pueblo que respeta el
ecosistema local —ríos que nacen arriba y corren hacia el mar—.
El
papa también expresa que ‘es indispensable prestar especial atención a
las comunidades (indígenas) con sus tradiciones culturales. No son una
simple minoría entre otras, sino los principales interlocutores, sobre
todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus
espacios'. (Alabado Sea 146). Con razón los ngäbe no confían en mesas de
‘dialogo' después de tantos años de ser irrespetados, engañados y no ser aceptados como verdaderos interlocutores en
las decisiones que afectan drásticamente sus vidas. Los mecanismos de
aprobación de estos proyectos no toman en cuenta a los afectados.
Después de presentar estudios erróneos, los proyectos son aprobados sin
considerar el fuerte rechazo de la población.
Reconociendo
que los criterios para evaluar la viabilidad de un proyecto como Barro
Blanco deben incluir mucho más que lo económico, el papa dice en la
encíclica que, ‘para (los indígenas), la tierra no es un bien económico,
sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio
sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y
sus valores'. Y afirma que son ellos quienes conocen cómo el río
Tabasará debe correr, diciendo que ‘cuando (los indígenas) permanecen en
sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan'
(Alabado Sea 146).
Otro argumento frecuente escuchado del gobierno y la empresa encargada de la obra es que la represa está casi terminada. Esto es como decir ‘el daño está hecho'.
Según Geográfica Nacional, 72 represas fueron desmanteladas en los
Estados Unidos en 2014 y casi 900 en los últimas dos décadas. Están
recuperando los ecosistemas naturales para liberar los ríos, desarmando
las hidroeléctricas después de un siglo de daños. Los peces están de
nuevo migrando hace arriba donde han recuperado más que 1,100 kilómetros
de ríos. No es tarde tomar la decisión responsable sobre Barro Blanco…
desmantelar la construcción y dejar al río correr libre.
A
la luz de la destrucción de casi todos los grandes ríos por de esta
parte del país por efecto de la construcción de hidroeléctricas,
sería un paso significativo colocar al río Tabasará bajo protección
ambiental, social, cultural y espiritual, desde la cordillera hasta el
mar. Y a la vez, resultará significativo aceptar que el estilo
consumista de muchos causa daño a los más humildes.
Es
el momento de escuchar ‘el grito de la tierra, el grito de los pobres',
como dice el papa, quien termina la encíclica diciendo que somos
capaces de restablecer las relaciones dañadas y que podemos
comprometernos a poner la vida por encima del egoísmo y materialismo.
Podemos abrir nuestros ojos y nuestros corazones para ver de nuevo la grandeza del Señor en nuestra casa común. Podemos oír el milagro del agua del río de la montaña que desembarcar libremente al mar y gritar juntos, ‘¡Alabado sea!'.
SACERDOTE MISIONERO EN SOLOY, COMARCA NGÄBE-BUGLÉ
https://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=552Nota de chiriquinatural:
Estas declaraciones del Padre José son excepcionales y contradicen totalmente la opinión esbozada por nuestro flamante cardenal de Panamá Monseñor Lacunza en cuanto al cuestionado y desprestigiado proyecto Barro Blanco el pasado domingo 28 de junio 2015 en el programa Cara a Cara por RPC. ver http://www.rpctv.com/caraacara/Cara-Cardenal-Jose-Luis-Lacun za_3_820447951.html
El Monseñor habia dicho que los petroglifos simplemente los podrían trasladar de su sitio, como si fueran cualquier cosa. Sin referirse a su inmenso valor espiritual para la religion Mama Tata y no solo cultural para el pueblo ngäbe. Es más el INAC propuso fabricar una replica de plastico en otro sitio. ¿Que falta de respeto seria esto? ¿Bajo el mismo pensamiento acaso considera el Monseñor también trasladar la tumba de Nuestro Señor Jesucristo?
¿O será que como buen español no conoce ríos libres en España? Así como nos relataba en sus programas radiales nuestro apreciado periodista, amigo y opositor a las hidroeléctricas Juan B. Gomez (qdep) quien realizó sus estudios en aquel país. Quien relataba que no existe absolutamente ningún río sin represar allá
El actual Cardenal durante la mesa de diálogo en el 2012 y si los ngäbes no nos dejarán mentir, quiso sermonear a la parte indígena como las hidroeléctricas eran parte necesaria para el supuesto "desarrollo". Monseñor, con todo respeto favor prestar oído a sus sacrificados sacerdotes quienes trabajan diariamente con los ngäbes y conocen la realidad de su situación (esperamos que con esto tampoco tome ninguna represalia contra ellos) como también a nuestro Santo Papa Francisco en Roma en su encíclica "Alabado Sea".