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jueves, 3 de diciembre de 2009
Crónica y video desde San San Druy
martes, 1 de diciembre de 2009
CIDH exige medidas cautelares al Gobierno de Panamá a favor de los Naso
CIDH_NASOS
CIDH exige medidas cautelares al Gobierno de Panamá a favor delos Naso
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se dirigió
ayer 30 de noviembre al Gobierno de Panamá solicitándole la
adopción de medidas Cautelares a favor del Pueblo Indígena Naso
de la provincia de Bocas del Toro (Panamá). Así lo confirmó
Santiago A. Cantón, secretario ejecutivo de la CIDH.
Esta es una gran noticia para la resistencia Naso que ve así
respaldadas sus denuncias ante la comunidad internacional por
una de las instituciones más prestigiosas en el hemisiferio.
La CIDH exige al Ejecutivo panameño que:
1. Tome las medidas necesarias para evitar la continuidad de los
desalojos colectivos forzados y/o levantamiento de las viviendas
del Pueblo Indígena Naso
2. Brindar la atención de emergencia en salud y vivienda a los
miembros de estas comunidades que fueron víctimas del desalojo y
destrucción de sus viviendas, alimentos y animales.
3. Adoptar las medidas necesarias para preservar la vida y la
integridad personal de los líderes Eliseo Vargas, Tony Vargas,
Oscar Vargas, Lupita Vargas, Marcial Gamarra y Lucho Gamarra.
4. Garantizar la libre circulación y seguridad de los miembros
del Pueblo Indígena Naso a fin de que no sean objeto de nuevos
actos de violencia o medidas intimidatorias.
5. Investigar los hechos que motivaron la adopción de las
presentes medidas cautelares.
El Gobierno de Panamá ha despreciado hasta ahora los
llamamientos de la comunidad internacional (como la carta del
relator especial de la ONU, James Anaya) y está poniendo al país
en una situación de vulnerabilidad en el marco de los convenios
internacionales. El Pueblo Indígena Naso merece el respeto y la
protección del Estado que debe poner los derechos colectivos por
encima de los intereses particulares.
Adjuntamos carta de confirmación.
Firma: SOLIDARIDAD NASO
MedidasCautelares(Naso).pdf el 01/12/2009 (ver)
(descargar)
domingo, 29 de noviembre de 2009
Con propuesta de comarca Mi Diario 29 nov 2009
mi país
Con propuesta de comarca
Esta es la única etnia que no cuenta con una comarca. CORTESÍA |
La información la confirmó Vargas, quien dijo que este lunes se estará reuniendo con funcionarios de la Dirección de Política Indigenista del Ministerio de Gobierno y Justicia, para dialogar sobre el marco jurídico de la propuesta de ley de la comarca Naso Tjër Di, que es la verdadera aspiración de esta etnia.
Explicó que esta propuesta está estrictamente relacionada a la conservación de los recursos naturales, de manera que no se pueda explotar sin el consentimiento de quienes vivan en esas tierras.
La reunión también será aprovechada para dialogar sobre el conflicto de límites que mantiene un grupo de indígenas con la empresa Ganadera Bocas.
En este sentido, el dirigente explicó que los polígonos específicos que ellos proponen son desde el punto Stanford, en la comunidad de San San Druy, hasta donde se unen los ríos San San y San San Druy y de allí hasta la casa comunal de San San Tigra.
Por su parte, Mario Guardia, propietario de Ganadera Bocas, dijo que cuenta con un título de propiedad desde 1911 y que lo compraron en 1963, por lo que ahora no pueden estar hablando de nuevos límites.
Además, indicó que los nasos cuentan con 160 mil 645 hectáreas, lo que equivale al 18% del corregimiento del Teribe, siendo ellos el 1% de la población en Bocas del Toro.
Nuevamente, solidaridad con los indígenas, LP 29 nov 2009
DERECHOS
Nuevamente, solidaridad con los indígenas
BETTY BRANNAN JAÉNlaprensadc@aol.com
NUEVA YORK –El jueves pasado fue Thanksgiving –o Día de Acción de Gracias– en Estados Unidos. Es un día feriado que celebra la llegada de los colonos ingleses a Norteamérica y su triunfo sobre las dificultades que encontraron en el Nuevo Mundo, pero es una celebración deshonesta. En las cenas estadounidenses de Thanksgiving –siempre una orgía de comer– nunca he visto que se mencione que el robo de las tierras indígenas y el genocidio de ese pueblo es uno de los crímenes más grandes en la historia del planeta. Frecuentemente he visto que antes de entrarle a la comilona, todos en la mesa se agarran de la mano para decir una oración de “gracias” a Dios por la abundancia característica del Nuevo Mundo, pero nunca he visto que esas oraciones también pidan perdón a Dios por los grandes crímenes cometidos para arrebatarle ese tesoro de sus verdaderos dueños, aquellos a quienes Él se lo había entregado. Por contraste, en algunas comunidades indígenas de Estados Unidos, Thanksgiving no es día de celebración sino “día de duelo”.
Cuando discuto esto con norteamericanos, la respuesta que frecuentemente recibo es, en tono sarcástico, “Y tú, ¿qué quieres, que devolvamos la tierra a los indios?”. A veces respondo que sí, o que por lo menos se les dé compensación debida a los pocos que quedan. Aunque se trate de cosas que ocurrieron varios siglos atrás, reconocer el crimen cometido y tratar de rectificarlo, en la medida que sea posible y práctica, me parece justo y esencial, sobre todo porque Estados Unidos se autopercibe como un país de alta estatura moral. Ahora mismo en Estados Unidos hay un pleito ante los tribunales en que está confirmado que la agencia federal que administra las reservas indígenas se ha robado miles de millones de dólares que le correspondían a los indígenas por el uso de sus tierras para minería, ganado, extracción de petróleo, etc. El senador John McCain tilda lo ocurrido como “un escándalo nacional”, pero el caso no ha despertado mucho interés en Estados Unidos. Como si los crímenes del pasado contra los indígenas no fueran suficientemente vergonzosos, a pocos parece importarle que estos crímenes continúan en el presente.
Por eso mismo, me han golpeado las noticias de esta semana desde Panamá, sobre el desalojo forzoso de los nasos de San San y San San Druy, en Bocas del Toro. Aunque haya una disputa sobre la tenencia de esas tierras entre los nasos y la empresa Ganadera Bocas, no acepto que haya sido necesario que 150 policías antimotines con bombas de gases lacrimógenos desalojaran a la fuerza a 200 indígenas, sacándolos de sus viviendas para que la maquinaria de la empresa pudiera entrar a derribarlas. En esta disputa, mis simpatías están enteramente con los indígenas, por más que algunas personas se me hayan acercado en los últimos meses para criticar que no puedo ser objetiva sobre estos temas sin ir a ver las áreas afectadas y sin escuchar la versión de las empresas que por un motivo u otro desean desalojar a los indígenas. Quizás lo haga, aunque francamente dudo que eso cambie mi perspectiva; abiertamente confieso que siempre prefiero respaldar al underdog [el que está en desventaja], especialmente si se trata de unas personas humildísimas, que han sido maltratadas por siglos, que literalmente están defendiendo sus casas y que –encima de todo lo demás– están luchando contra su extinción como pueblo. Para mí, ningún interés comercial puede primar sobre eso.
El hecho es que el derecho internacional claramente prohíbe el desalojo forzoso de los indígenas de sus tierras. Por el contrario, como se enfatizó en una audiencia reciente ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se requiere que los pueblos indígenas den su consentimiento libre, con compensación justa, antes de iniciar el desarrollo comercial de sus tierras. Cualquiera disputa al respecto se debe resolver de manera civilizada, no con antimotines y bulldozers.
En esto, el gobierno de Ricardo Martinelli me ha desilusionado profundamente, haciéndome pensar que el suyo será otro gobierno más donde el “bille” pesa más que cualquiera otra consideración, ciertamente más que la moralidad, la justicia, y la compasión. Un activista estadounidense me comentó el año pasado que en disputas de este tipo, cuando hay grandes intereses económicos de por medio, los indígenas siempre pierden. Esta observación me partió el corazón; hagamos lo necesario para que en Panamá, por lo menos, eso no sea cierto.