XXII EMANGBUNABRI – Comunicado final
Éste es un “kairós” (momento de gracia)” (DA. 91).
A los pueblos indígenas de Panamá, a los hermanos que comparten con nosotros la fe católica, y a las personas de buena voluntad.
Con una gran alegría nos hemos reunido, como Iglesia: laicas y laicos, religiosas, sacerdotes de las diócesis de David, Santiago, la prelatura de Bocas del Toro y la Misión de Talamanca (Costa Rica), acompañados por Mons. Aníbal Saldaña, OAR., Obispo de Bocas del Toro, para celebrar el XXII EMANGBUNABRI (Encuentro de Misioneros del Área Ngöbe, Bugle, Naso y Bribri) los días 26 a 30 de octubre de 2009, en la Parroquia de San Agustín, Kankintú, Prelatura de Bocas del Toro. En este encuentro centramos nuestra atención en el tema “Misión, Cultura y Pueblo”, reflexionando sobre la mejor forma de llevar a cabo la Misión Continental como pueblos indígenas.
A la luz de Jesucristo, que ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia, nos reunimos y dialogamos sobre los problemas que nos afectan como pueblos ngöbe, buglé, naso y bribri. La realidad que vivimos como pueblos indígenas en Panamá es preocupante y nos invita, como discípulos de Cristo, a iluminarla para encaminarla por los senderos de una sociedad más justa.
Como pueblos indígenas tenemos nuestra propia identidad y cultura. Como parte del pueblo de Dios estamos llamados a ser protagonistas de nuestra propia historia, buscando los medios y mecanismos necesarios para que se logre el desarrollo humano integral dentro de nuestra nación panameña. Sin embargo, hemos visto que nuestros pueblos han quedado excluidos y relegados de un proyecto de desarrollo que respete nuestra cosmovisión, identidad y culturas. Aunque en la mayoría de los casos se ha concedido nuestras comarcas y leyes que incentivan el desarrollo para nuestros pueblos, hay algunos pueblos, como el de los nasos, que están en diálogo para reivindicar su derecho a una comarca. En la mayoría de los casos, continuamos viviendo en nuestros territorios, conservando los recursos naturales que Dios nos ha dado, pero que siguen siendo amenazados por intereses de particulares nacionales y extranjeros, ya que en ellos se han otorgado concesiones sin consultas para las hidroeléctricas, minería y proyectos de turismo residencial.
Sentimos que los gobiernos no respetan completamente nuestra dignidad como hijos e hijas de Dios; nuestra ciudadanía bajo la Constitución Panameña con deberes y derechos; ni nuestros derechos proclamados por organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas. Además, nos duele ver la división de nuestros propios dirigentes indígenas que debilita nuestros proyectos como pueblos. Confirmamos por medio de nuestro compromiso que la Iglesia acompaña a los indígenas… en las luchas por sus legítimos derechos. (DA 89)
A la luz del Documento Conclusivo de la V Conferencia Episcopal en Aparecida, y con un gran compromiso a vivir en estado permanente de misión reflexionamos sobre la gran importancia de llevar a cabo la Misión Continental desde nuestra propia identidad, valores, costumbres y símbolos. Celebramos la palabras de Aparecida cuando dice que los pueblos indígenas deben “ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares, para vivir un nuevo pentecostés eclesial” (DA, 91).
Estas reflexiones nos impulsa con nuestros compromisos a:
Promover como Iglesia la unidad de nuestros pueblos indígenas
Solicitar al gobierno un espacio de escucha y dialogo respetuoso a nuestras justas
esperanzas en un desarrollo humano desde nuestras propias cosmovisiones.
Solicitar la creación de una comarca Naso y la integración de comunidades ngöbes y
bugles que están fuera del territorio comarcal como unas necesidades urgentes.
Vivir en estado permanente de misión…
-Acercarnos a las comunidades para que haya un acompañamiento mutuo.
-Fortaler la formación de agentes pastorales e involucrando nuevos agentes
pastorales (catequistas, delegados, jóvenes, etc).
-Animar las mismas comunidades de fe para que sean protagonistas en su caminar
como Iglesia.
-Continuar el trabajo importante de la inculturación del Evangelio entre nuestros
pueblos indígenas.
Por eso, concluimos, reafirmando con alegría a todos los hermanos en la fe y a los hombres de buena voluntad nuestro compromiso como discípulos y misioneros a continuar respondiendo a la invitación de Jesucristo, “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.” (Mt 28,19)