EL MALCONTENTO
El maltratador
Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com
Acabo de golpearte. Es cierto que llevaba años maltratándote psicológicamente, insultándote en público y en privado, dejándote abandonada por meses en una especie de prueba de aislamiento, utilizándote para mi beneficio y solo mostrando tu cara linda cuando tenía que presumir de físico.
Esos años han sido beneficiosos para mí y para mi entorno. Nos hemos aprovechado de tu silencio, de tu terca manía de respirar a pesar de la química represión a la que te exponía.
Pero acabo de golpearte.
Lo he hecho con la violenta fuerza del desprecio, con el puño cerrado, dispuesto a hacerte sangrar, a dejar de un lado el maltrato sin huellas y dejar tu cuerpo lacerado, retorcido, tan magullado que no te deje sentir el dolor del alma, ese que perdura por siempre, ese en el que la autoestima se resiente como un cartón en la lluvia.
Después de hacerlo me he comportado como todo maltratador que se precie, dispuesto a humillarte de forma sutil. Me he acercado a ti, te he dicho que lo siento, pero que me provocaste; te he dicho que me sobrepasé, pero que me llevaste al límite. También te he prometido comprarte un carro nuevo y que te voy a llevar a cenar a un bonito restaurante y que las próximas semanas todo será cariños y arrumacos. Así es el ciclo del maltrato.
Es indignante, ya lo sé. Porque el hecho de que te haga regalos ahora o de que te bese en público de manera sobreactuada no significa que no te vuelva a golpear, sino que estamos consolidando esta relación de subordinación, de esclavitud sin papeles, de codependencia enfermiza. Nuestro entorno es cómplice, por supuesto. Todo el mundo ve el maltrato, los vecinos, los policías de turismo que rondan nuestra casa… pero todos callan. En los pasillos bochinchean, comentan de tu desgracia, de mi arrogancia, pero las buenas formas sociales obligan a disimular. El fracaso de nuestra relación sería, simbólicamente, un fracaso de toda la sociedad.
Me preocupa que ahora se está poniendo de moda toda esa tontería de los derechos humanos y ese sentimentalismo barato de la protección de las víctimas. Tú no eres víctima. Te gusta en el fondo cómo soy, este carácter de macho, esta capacidad de decidir errores y luego buscar aciertos para taparlos, este control de la situación que me gusta aparentar. Y si algún día me denuncian esos flojos chillones, yo me defenderé con habilidad, quizá alguna lágrima en público, quizá una reforma espectacular en nuestra casa para que el público diga: “el tipo es estupendo, reconoce sus errores, trata de mejorar, de cambiar”. Lo que no saben es que para los maltratadores no hay cambio, solo fases. Montados en la montaña rusa bulímica de nuestro ego, terminamos las jornadas agotados por el vaivén de nuestro carácter, por esta terca y errática forma de actuar.
Estamos enfermos. Entiéndeme, no me quiero justificar ni disculpar de más, pero lo cierto es que los maltratadores somos enfermos. Al igual que los políticos se enganchan al poder, los coquetos a los espejos o los piedreros a esos restos de psicotrópicos contaminados, los maltratadores necesitamos a nuestra víctima para alimentar nuestro ego. Necesito saber que dependes de mí, que puedo desatar la ira de mi puño y que al final, por mucho que chilles o patalees, te controlaré. Me dejarás alguna herida, arañazos en esta dura epidermis que me cobija. Yo, sin embargo, sé como hacerte daño en lo más profundo. Tengo miedo de que un día te armes de valor y me eches, pero siento que para eso falta mucho, demasiado como para que yo te agarre temor real.
Así que, amor, solo disfruta estos fugaces regalos postraumáticos, quédate con el caviar y las caricias y trata de olvidar las patadas en tu espalda o los puñetes en tu cabeza. Seamos felices en estas horas y evita provocarme, ya sabes que mi paciencia y mi amor tienen sus límites.
[Carta desde el Palacio de las Garzas a la provincia de Bocas del Toro]
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49 comentarios
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Rosita
7/21/2010 10:21:10 AM No sé quién es el autor. Extranjero? No me preocupa, mis abuelos eran inmigrantes y el padre de mi hija es inmigrante. Cuál es el problema? Prefiero que escriba sobre los proyectos mineros pero sin tanto melodrama sino directamente cuáles son los puntos del problema.
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El Faro
7/21/2010 6:34:12 AM Este maniático depresivo bipolar tienen que internarlo antes que sea demasiado tarde y no vuelva a cometer otra masacre, no vaya a parar como aquellos genocidas célebres en la Corte Internacional de la Haya como Slobodan Milosevic o Radovan Karadzic...
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El Faro
7/21/2010 6:32:43 AM Los hechos como en realidad se dieron... Actualmente hay una docena de cadáveres que no se han entregado a sus deudos hasta que pase toda esta algarabía de Changuinola. Por favor investiguen los periodistas valerosos...
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Lilit
7/20/2010 9:19:39 PM Para ganar a veces hay que perder, hubo momentos en la historia que se perdieron cabezas de reyes en guillotinas para poder mejorar y ganar respeto para la humanidad así que lo material es lo menos importante.
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julian
7/20/2010 8:11:46 PM Los derechos de protesta por las impopular Ley Chorizo terminan donde empiezan las libertades de los ciudadanos.
¿Hasta cuando los ciudadanos y nuestros bienes debemos ser víctimas de cualquier protesta callejera, no importa que tan justa sea?
Sr Nadal pareciera no importarle eso, disfrazando el control de una justa - pero mal llevada a la violencia - protesta como un premeditado maltrato a los derechos humanos de parte del presidente de todos los Panameños..
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Juan
7/20/2010 7:36:44 PM Este país es prácticamente un país de inmigrantes, aquí hay de todas las culturas, cualquiera tiene derecho a escribir. No soy muy apegado a la línea de pensamiento del señor gomez nadal, pero es cierto que este gobierno está cayendo en muchas arbitrariedades como las que se le hizo a este señor en tocumen, eso fue una brabuconada para callar a las personas que piensan diferente y eso no se puede permitir bajo ninguna circunstancia, todos tenemos a opinar y a disentir.
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Mani Jorge Stanley
7/20/2010 7:16:33 PM No entiendo a los panameños, que critican a este escritor español, que bien pudo ser colombiano, chino, hindú. Al que le molestan las palabras deben ir a Bocas, la realidad es más dura, cientos de ciegos, perdigones a quema ropa, todo el desprecio depositado en una bala y en perdigones, todo el racismo y la discriminación hacia los pueblos originarios pisoteado por botas, armas, muertes y desaparecidos, Saludos Paco de un nieto de la Revolución Kuna de 1925.
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Pucca
7/20/2010 6:31:52 PM Sin palabras, Excelente artículo de opinión, una vez más Paco la boto.
Para que no quede dudas, soy panameña, de padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos Panameños, pero estoy totalmente en contra de la forma tan cruel en la que actuó el Estado panameño. Lo ocurrido en Bocas del Toro no debe volver a repetirse.
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xagi
7/20/2010 5:19:25 PM Como me gustaría que este sr estuviera en Venezuela, para ver si se atreve de escribir sus babosadas, aquí todos los días lo hace y dice que es perseguido, viene de no se donde, y anda opinando de acá....pero recuerden para quien fue asesor?..para el PRD en la administración pasada..El otro día lo bajaron del avión, y fue un alboroto saben cuantas personas la bajan de los aviones todos los días...a no este era Paco...es de otro mundo?..Ya de otro país a patada lo hubieran sacado ya..por baboso
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Observadora
7/20/2010 5:13:51 PM De que el autor es muy buen escritor no hay duda, pero este Sr. no está siendo imparcial. Siempre hay dos lados, y él como siempre no es objetivo al contrario siempre muy negativo.
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