José Fitzgerald, CM
Parroquia San Vicente de Paul
Comarca Ngäbe-Bugle
XI Encuentro Nacional de Pastoral Indígena (ENPI)
“Construyendo Juntos la Casa Común:
Los pueblos indígenas dentro de la Iglesia y la sociedad pluriculural”
A los pueblos indígenas de Panamá, a los hermanos y hermanas que comparten con nosotros la fe católica y a las personas de buena voluntad.
Convocados por el Espíritu del Señor, nos hemos reunido del 26 al 30 de Octubre de 2015, en el Centro Misional Jesús Obrero, en Tolé, Chiriquí, Diócesis de David, para celebrar el XI Encuentro Nacional de Pastoral Indígena (ENPI). Somos 50 personas, entre ellas laicos y laicas, religiosas, sacerdotes y obispos que tratamos de acompañar y servir desde las culturas ngäbe, guna, emberá, wounaan y buglé en Panamá y Costa Rica.
Nos reunimos para compartir las experiencias y el caminar de Pastoral Indígena y tratar el tema específico del encuentro, “los pueblos indígenas dentro de la Iglesia y la sociedad pluri-cultural.” El título del encuentro fue escogido no por ser una realidad vivida, sino un sueño para alcanzar. Reflexionamos sobre la triste realidad de políticas y prácticas sociales que tienen como base una filosofía de homogeneización de las culturas y la asimilación forzada de las mismas. Nos preocupa y nos duele el racismo, a veces solapado, a veces explícito, contra nosotros como pueblos indígenas en el conjunto socio-político por el mero hecho de defender nuestros derechos colectivos, la Madre Tierra y nuestras propias raíces culturales. Seguimos siendo atropellados por políticas desarrollistas que imponen proyectos e ideologías contrarios a las cosmovisiones, a los valores y a las prácticas de nuestros pueblos indígenas.
Invitamos a todos los panameños, especialmente los que tienen la responsabilidad de servir a la sociedad desde el poder político, reflexionar sobre las palabras impactantes del Papa Francisco en su nueva carta encíclica, Laudato Si, donde él nos invita a entender que “el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores sociales y locales desde su propia cultura” (144). No queremos estar al margen de la sociedad y de la nación panameña, ni ser enemigos; somos hermanos, hijos e hijas del mismo Dios Padre-Madre. Creemos con toda humildad que los pueblos originarios de Abya Yala ofrecemos al resto de la sociedad un estilo de vida fraterno, comunitario, respetuoso del equilibrio de la tierra y de todo el ser humano. Como pastoral indígena de la Iglesia Católica deseamos establecer lazos con todas aquellas instituciones y grupos organizados de la sociedad civil que apuestan por un mundo pluri-cultural, donde la injusticia de la imposición de una cultura dominante es reemplazada por el respeto mutuo y diálogo fraterno en una armónica sinfonía de culturas particulares. Queremos promover una nueva visión de la nación donde la realidad de la pluralidad de culturas no se vea como obstáculo para eliminar, sino riqueza primordial del país, “un tesoro de la humanidad” (Laudato Si).
Además de analizar el entorno socio-político y las luces y sombras que surgen desde dentro de nuestros pueblos, también reflexionamos sobre nuestra realidad en la Iglesia. Notamos con alegría unos avances en el entendimiento de las culturas y el respeto mutuo que conforman nuestras diócesis e Iglesia panameña. Pero lastimosamente vemos que sigue una desconfianza por parte de algunos miembros y líderes de nuestra misma Iglesia referente a la validez de nuestras expresiones religiosas que son fruto de las reflexiones teológicas desde la riqueza de nuestras culturas.
Invocamos las palabras del documento conclusivo de Aparecida que nos invita a vivir un “nuevo Pentecostés eclesial” por el encuentro respetuoso de la sociedad e Iglesia con los pueblos indígenas, un momento sagrado para “profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y colectivos, ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares” (DA 91). Deseamos ser partes íntegras del caminar de nuestra Iglesia, aportando con alegría los frutos de nuestra fe profunda en el mismo Dios que siempre ha estado presente en nuestra historia, el mismo Jesucristo, él que es la plenitud de nuestra esperanza como pueblos. Queremos promover una Iglesia panameña pluri-cultural, donde dejemos de ser vistos principalmente por nuestra pobreza económica y en cambio ser abrazados como hermanos y hermanas en la fe, ofreciendo a la Iglesia nuestra fe profunda y la riqueza de la manifestación de esta fe en nuestras culturas indígenas. Creemos en el “otro mundo posible” donde quepan todos los mundos, todas las culturas, todas las experiencias de Dios de los distintos pueblos indígenas.
¡Dios les bendiga! Ngöbö tä munben! Chuve ba ole!
Baba/Nana bemarba gudi! Anǩoȓe ume bia vada! Ewandamua Pan Kaiperju!
Dado el 29 de octubre de 2015 en Tole, Chiriqui
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