Por el siguiente medio comparto una carta enviada a las autoridades nacionales por un ciudadano europeo preocupado por el atropello y abuso de los derechos humanos a las que han sometido el pueblo ngäbe bugle al imponérsele el infame proyecto Barro Blanco en contra de su voluntad.
---------------------
31 de mayo 2016
Al Señor Juan Carlos Varela Rodríguez, Presidente de la República de Panamá,
A la Señora Lorena Castillo de Varela, Primera Dama de la República de Panamá,
Al Señor Milton Henríquez, Ministro de Asuntos Internos de la República de Panamá,
A la Señora Mirei Endara de Heras, Ministra del Ambiente de la República de Panamá,
Al Señor Roberto Meana Meléndez, Administrador General de la Autoridad Nacional de Servicios Públicos ASEP,
Al Señor Iván Barría Mock, Gerente General de la Empresa de Transmisión Eléctrica S.A. (ETESA),
Al Señor Luis Kafie, Presidente de la empresa Genisa de Honduras,
Al Señor Nick Rischbieth Gloë, Presidente Ejecutivo del Banco Centroamericano de integración Económica,
Al Señor Nanno Kleiterp, Presidente del Banco FMO de Holanda,
Al Señor Bruno Wenn, Presidente del Banco DEG de Alemania,
A los dirigentes de las empresas constructoras,
En copia:
A la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
Al señor James Anaya, ex-Relator Especial de las NU sobre Derechos Indígenas,
A las oficinas de Human Rights Watch Alemania y Holanda/Bélgica.
Estimados Señoras y Señores,
Que me disculpen la molestia, pero hace varios días que estoy profundamente inquieto, al punto de no poder dormir... ¿Por qué? Porque me llegó la noticia del llenado del embalse de Barro Blanco, y que siento a cada hora que pasa la subida del nivel del agua del Rio Tabasará, detenido por esta obra que nunca hubiera sido construida, si los derechos del pueblo Ngäbe-Bugle habrían sido respetados. Pero si se construyó a pesar de las protestas continuas y hace una semana se culminó la criminalidad de este proyecto, cerrando las compuertas, el día 24 de mayo de 2016.
Que me permiten compartir aquí, estimados señoras y señores, y poniéndome al lado del honorable pueblo Ngäbe-Bugle, mi gran indignación por la incapacidad de todas las instancias involucradas hacer respetar sus derechos, y por no detener físicamente al proyecto. Tengo al pueblo Ngäbe-Bugle el respeto más grande, por los valores que mostraron en la defensa de sus derechos: su lucha ha sido pacifica, digna, y constante. Por esto, me siento orgulloso de haber conocido a este pueblo hermoso en mi visita en Panamá en junio de 2013. Por esto también, me indigna profundamente lo que está pasando ahora, con el despojo del territorio que les vio nacer.
Que me dejen, señoras y señores, recordarles que bajo el artículo 32 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y de la ley 10 de Panamá garantizando la tierra Comarcal como inalienable, se requiere una consulta previa a todo proyecto, para llegar a un consentimiento libre y informado de los pueblos afectados. Esto nunca se hizo con el pueblo Ngäbe-Bugle afectado, al cual se impuso el proyecto [1].
Desde allí, desgraciadamente, en lugar de tomar el tiempo necesario para aclarar la situación como era deseable, se avanzó con Barro Blanco, sin considerar las protestas legítimas de las comunidades. Peor, durante todo el proceso, hubo mentiras. Se manipuló a mis amigos con mesas de "diálogo" o con un peritaje para medir en dólares sitios inestimables de su cultura, cuando al mismo tiempo se estaba avanzando con la obra. Ahora que se está llenando el embalse, rompiendo acuerdos pasados entre el gobierno y el pueblo Ngäbe-Bugle, se dice a la opinión pública que es solo un embalse de prueba. Tengo una pregunta para ustedes: ¿les gustaría, señoras y señores ver su casa, su jardín, bajo agua durante dos meses? ¿Sería esto algo reversible? Ustedes saben muy bien la respuesta, pues esto es el último engaño que debe sufrir hoy el pueblo Ngäbe-Bugle. Porque además de sufrir una injustica, también se ve una falta inmensa de respeto humano.
Que me permiten, señoras y señores hacerles otra pregunta: ¿sería posible que los Ngäbe-Bugle puedan tener razón rechazando a una represa hidroeléctrica dentro de un territorio del cual tienen un conocimiento ancestral? ¿Sería posible que Barro Blanco no favorece un desarrollo sostenible sino lo impide? ¿Han considerado ustedes esta posibilidad?
Hoy los estudios más avanzados denuncian que los proyectos hidroeléctricos no cumplen con sus promesas iniciales. Al contrario, los costos sociales, ambientales y hasta económicos podrían superar los beneficios de este tipo de infraestructura [2]. Solo un estudio sistémico complejo puede evaluar los impactos reales, lo que no permiten los estudios de impacto ambiental actuales.
Del lado de la ONU, se había otorgado una certificación del "mecanismo de desarrollo limpio" a Barro Blanco. Hoy, la propia ONU denuncia este mecanismo a través de su relator de derechos humanos John Knox [3]. En otras palabras, nunca será limpio un desarrollo que no respeta a los seres humanos.
¿No sería, señoras y señores, el tiempo de finalmente escuchar al pueblo Ngäbe-Bugle, y dejarle elegir si la represa se puede quedar o no? ¿No sería más importante el respeto del pueblo indígena más importante de Panamá y el respeto de la madre tierra que los intereses de grupos financieros? Claro que se requiere energía, pero hablamos aquí solo de 30 MW, unas 10 eólicas apenas! ¿No sería más importante para construir la paz, y la transición hacia modos de vida sostenibles permitir al pueblo Ngäbe-Bugle tener la última palabra sobre este asunto, cuando fueron maltratados tanto con este proyecto? En verdad, les toca una oportunidad tal vez histórica, señoras y señores, de demostrar que sí puede ganar la justicia, que si se deben respetar las leyes, que un proyecto hecho de esta forma puede ser desmontado. Sería una señal muy fuerte para la justicia, para la paz, y una muestra de fuerza política de Panamá al mundo. ¿Quién perdería? En gran mayoría los financieros, pero que pueden sobrevivir sin su inversión. No es el caso del ecosistema del Rio Tabasará. A lo mejor no es el caso del pueblo Ngäbe-Bugle gravemente afectado por este crimen contra ellos.
A ustedes señoras y señores de los bancos involucrados, que me permiten decir lo siguiente: la vida vale más que el dinero. El mundo no es un supermercado donde todo se puede comprar. La vida es compleja y su ritmo es diferente del ritmo del capital. La economía del futuro tendrá esto en cuenta y financiará proyectos respetuosos de la madre tierra y de sus hijos. Ustedes pueden decidir si hacen parte del futuro o del pasado. Que actúen con responsabilidad. Ustedes perderían todo su dinero renunciando ahora a este proyecto, es obvio porque toda la inversión ya se realizó, pero ganarían el impacto mediático de esta decisión. Mostrarían que ustedes privilegian la vida y ganarán mucho respeto, y no lo dudo muchos otros clientes. Entonces por favor, señoras y señores, les pido escuchar su corazón y alinearlo con su mente. No se si ustedes tienen fe, pero la mía dice que si es posible.
En respecto a mi legitimidad para escribir estas palabras, señoras y señores, les quiero asegurar que mi posición no tiene nada que ver con ningún interés propio, sino con el compromiso que hice como ser humano al pueblo Ngäbe-Bugle, que solo puede decidir de lo que le conviene en su territorio como lo aclaran las leyes nacionales e internacionales. Es una acción de solidaridad con un pueblo digno, frente a la acción criminal actual que están sufriendo.
Pido con la urgencia más grande que se re-abren las compuertas de Barro Blanco, el tiempo de llegar a un acuerdo,
Pido que se respetará la decisión del pueblo Ngäbe-Bugle, hasta si esto debe conducir a un abandono del proyecto,
Llamo al coraje de todos ustedes, señoras y señores, para que triunfen la democracia y la justicia, para decir juntos y con orgullo: ¡que viva Panamá!
Atentamente,
Ing. Sébastien Meyer
Ciudadano europeo
[1] Ver a respecto el artículo científico de Cindy Campbell in "American Indian Law Journal", http://law.seattleu.edu/Documents/ailj/Spring%202014/Campbell.pdf
[2] Kirk O. Winemiller et al, Balancing hydropower and biodiversity in the Amazon, Congo and Mekong, Science, January 8, 2016
[3] Ver la carta de John Knox a sus homólogos de la ONU en http://carbonmarketwatch.org/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Favor dejar sus comentarios, le agradeceremos su nombre y direccion si fuera posible, aunque no es imprescindible y que sea respetuoso. Muchas Gracias.