Compañeros/as Redlar:
Aquí les quiero compartir este escrito del sacerdote jesuíta Jorge Sarsanedas quién dedicó su vida al servicio de los indígenas en Panamá.
Hagan silencio
En estos días
hemos leído y escuchado declaraciones de los señores obispos en los periódicos
y televisoras acerca del “diálogo” que se está dando en la Asamblea entre
gobierno e indígenas. Como hermano y con respeto, comparto mis reflexiones
acerca de las mismas.
Me parece
bien que los obispos se interesen y que digan su palabra al respecto. Me parece
bien que insistan en que haya diálogo y que la gente se escuche mutuamente. Por
supuesto que apoyo el que haya un acuerdo por el bien común.
Sin embargo, no
me parece que se insista en aprender a
hacer silencio. Los indígenas lo han guardado durante siglos. Así decía la
proclama insurreccional en La Paz, ya en 1809: “Hemos guardado un silencio
bastante parecido a la estupidez”. Creo que los indígenas ya no quieren, no pueden, no deben guardar silencio.
“Diálogo”. Lo
pongo entre comillas porque me parece que es sumamente difícil que uno dialogue
con quienes le han matado a familiares y amigos, han herido a sus vecinos, han
violado a sus mujeres, los han golpeado e insultado, por sólo señalar lo que pasó hace
menos de un mes. ¡Y ni siquiera han
pedido perdón!
Los señores
del gobierno han insistido en mentiras una y otra vez, y los indígenas han
aguantado, una y otra vez. ¿Cómo estar tranquilos? ¿Cómo guardar la serenidad
ante tanta desfachatez? ¿Cómo sentirse en plano de igualdad? ¿Cómo creer en
promesas?
¿“Diálogo sin precondiciones”? ¿El respeto
a la vida es una ‘precondición’ o es una condición sine qua non? ¿El respeto a la cultura es una ‘precondición’? ¿El
actuar con justicia es una ‘precondición’?
¿Por qué
durante 15 años los gobiernos no se interesaron por la Ley 10 y ahora sí les
importa por dónde va “la línea” de la Comarca? Ellos bien saben que la tal
línea fue lo máximo que pudieron lograr los ngäbe y los buglé para defender su
tierra. ¿Ahora sí importa la ley?
Los señores
obispos conocen muy bien las comunidades buglé de Santa Fe, por poner un
ejemplo. Saben que están fuera de la Comarca a pesar de todas sus luchas. ¿Qué
pasaría si el gobierno quiere hacer una hidroeléctrica en el río Calovébora, el
Luis, o el Guázaro? ¿Ahí vale la ley o la vida de la gente? ¿Y las comunidades
que están a uno y otro lado del río Belén y van a ser envenenadas por la
minería irresponsable? ¿Qué les decimos?
Creo que, en
esta coyuntura, la Iglesia católica, en sus obispos, sacerdotes, religiosas y
catequistas que trabajan en la Comarca, ha hecho un buen trabajo. Hay que
seguir haciéndolo. Hay que mantenerse al
lado de los indígenas. Me parece que es lo que hubiera hecho Jesús.
Jorge
Sarsaneda del Cid
270212
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